Educación cristiana

 

Texto clave: Génesis 18:19. 

INTRODUCCIÓN
  1. Dios llamó a Abraham con un propósito; es decir, para que fuese el padre de una gran nación (ver Gén. 12:2).
  2. El cumplimiento de este propósito estaba directamente relacionado con su vida familiar, en un contexto educacional (ver Gén. 18:19).
  3. La principal función de Abraham era conducir a sus hijos de un modo coherente y sabio. El estilo de vida de su posteridad estaría relacionado con la filosofía de la educación que él habría de transmitir a sus hijos.
I. CONCEPTO DE EDUCACIÓN CRISTIANA
  1. Russel Champlim, teólogo estadounidense especialista en Teología del Nuevo Testamento, escribió: “Educación es el desarrollo y el cultivo sistemático de las capacidades naturales, por medio de la enseñanza, el ejemplo y la práctica. Incluye tanto el conocimiento teórico como la experiencia en el desarrollo de diferentes habilidades” (Enciclopedia de Biblia, teología y filosofía, 2, p. 268).
    De esa definición, tres aspectos son relevantes: enseñanza, ejemplo y práctica.

  2. El concepto secular de educación busca, meramente, alcanzar el aspecto intelectual del ser humano. Así, este está informado, pero no es transformado, como escribió Elena de White: “Nuestro concepto de la educación tiene un alcance demasiado estrecho y bajo. Es necesario que tenga una mayor amplitud y un fin más elevado. La verdadera educación significa más que la prosecución de un determinado curso de estudio. Significa más que una preparación para la vida actual. Abarca todo el ser, y todo el periodo de la existencia accesible al hombre” (La educación, p. 9).
    La verdadera educación es aquella que transforma al ser humano en todas sus dimensiones.
II. TRINOMIO DE LA EDUCACIÓN CRISTIANA

1. La familia.

a) El proceso educacional tiene su inicio en el seno de la familia.

b) Elena de White escribió: “En el hogar es donde ha de empezar la educación del niño. Allí está su primera escuela. Allí, con sus padres como maestros, debe aprender las lecciones que han de guiarlo a través de la vida: lecciones de respeto, obediencia, reverencia, dominio propio. Las influencias educativas del hogar son un poder decidido para el bien o el mal. Son, en muchos respectos, silenciosas y graduales; pero si se ejercen de la debida manera, llegan a ser un poder abarcador para la verdad y la justicia” (Conducción del niño, 14).

c) La familia es el escenario en el que los valores religiosos, morales, intelectuales y sociales son desarrollados y cultivados.

2. La iglesia.

a) La iglesia es un centro educativo. El culto, en su liturgia, contribuye al conocimiento de Dios como Creador, Redentor y Sustentador.

b) Elena de White afirma: “El canto de alabanza, la oración, las palabras pronunciadas por los representantes de Cristo, son los agentes designados por Dios para preparar un pueblo para la iglesia celestial, para aquel culto más sublime, en el que no podrá entrar nada que corrompa” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 193).

c) Los padres deben instruir a los hijos en todos los aspectos de la vida espiritual.

3. La escuela.

a) Actualmente, la sociedad promueve una educación meramente académica, teniendo como presupuesto guiador la competición en el mercado de trabajo.

b) Desde la perspectiva divina, la educación que transforma al ser humano va más allá del aspecto académico.

c) Dios tenía eso en mente cuando orientó el establecimiento de las escuelas de los profetas: “Estas escuelas tenían por objeto servir como barrera contra la corrupción que se propagaba por todas partes, atender al bienestar mental y espiritual de la juventud y estimular la prosperidad de la Nación, proveyéndola de hombres preparados para actuar en el temor de Dios, como directores y consejeros. Con este propósito, Samuel reunió grupos de jóvenes piadosos, inteligentes y estudiosos, que recibieron el nombre de hijos de los profetas. A medida que estudiaban la Palabra y las obras de Dios, su poder vivificador activaba las energías de la mente y el alma, y los alumnos recibían sabiduría de lo alto. Los maestros no solo eran versados en la verdad divina, sino también habían gozado de la comunión con Dios, y habían recibido el don especial de su Espíritu. Gozaban del respeto y la confianza del pueblo, tanto por su saber como por su piedad” (ibíd., p. 26).

III. RESULTADOS DE LA EDUCACIÓN CRISTIANA

1. La educación cristiana, a través de principios morales y espirituales fundamentados en la Biblia:

a) Habilita al hombre para la buena conducta (ver 2 Tim. 3:16, 17).

b) Transforma el sentido de valor del hombre, transfiriéndolo de aquello que es transitorio a lo que es permanente (ver. Fil. 3:7-8, Heb. 11:24-27).

c) Desarrolla, en el educando, la conciencia de ejercer la ciudadanía, con derechos y deberes, en la sociedad en la que está inserto (ver Mat. 22:21, Luc. 2:1-4).

2. Los estatutos y las orientaciones divinas mantenidas en la vida educativa tienen reflejos en la vida social (ver Deut. 6:6, 7; Dan. 1:8; Rom. 13:1-7).

 

CONCLUSIÓN
  1. El significado del llamado de Dios a Abraham estaba asociado con la educación que él daría a sus hijos.
  2. Entre las tres instituciones educacionales (familia, iglesia y escuela), es el hogar el que desempeña un papel fundamental. Concluye Elena de White: “La sociedad se compone de familias, […]; del corazón «mana la vida» (Prov. 4:23) y el hogar es el corazón de la sociedad, de la iglesia y de la nación. La elevación o la decadencia futura de la sociedad será determinada por los modales y la moralidad de la juventud que se va criando en derredor de nosotros” (El hogar cristiano, p. 11).