El sábado en la creación
INTRODUCCIÓN
- El sábado ocupa un lugar central en nuestra adoración. Es el memorial de la Creación y revela que Dios es nuestro Creador y que nosotros somos sus criaturas.
- El sábado tuvo su origen en un mundo sin pecado; es un don especial de Dios, que habilita a la raza humana para experimentar aquí, en la tierra, la realidad del cielo. De acuerdo con Génesis 2:3, para señalar la importancia del sábado, Dios realizó tres acciones en ese día: descansó, lo bendijo y lo santificó.
I. EL ORIGEN DEL SÁBADO
- Dios descansó el sábado. El verbo descansar (shabbat) significa cesar las labores o actividades. El descanso divino no fue resultado del cansancio o la fatiga, sino que fue una cesación de sus actividades anteriores. Dios descansó porque quería que el hombre también descansara; el Creador dio el ejemplo que debía ser seguido por todas sus criaturas, especialmente el hombre.
- Dios bendijo el sábado. “La bendición sobre el séptimo día implicaba que por ella era señalado como un objeto especial del favor divino y un día que sería una bendición para las criaturas de Dios” (Comentario bíblico adventista, t. 1, p. 232).
- Dios santificó el sábado. Santificar significa hacer santo o sagrado, separar algo para destinarlo al uso sagrado. El sábado fue separado para enriquecer la relación del hombre con Dios. El Señor bendijo y santificó el séptimo día porque había terminado su obra creadora. Lo bendijo y lo santificó para toda la humanidad, no para sí mismo. Es su presencia la que le da la santidad al sábado. Dios no declaró santo ningún otro día, solamente el sábado.
II. EL PROPÓSITO DEL SÁBADO
- El sábado permite que nos detengamos a considerar a Dios como el Creador de todas las cosas, la suprema Fuente de todo lo que tenemos y somos.
- El sábado es un tiempo separado para que podamos ejercer, de forma especial, nuestra calidad de hijos de Dios.
- El sábado nos recuerda la redención (Éxo. 20:2; Deut. 5:12-15). Cristo enfatizó el carácter redentor del sábado al realizar milagros de curación durante ese día.
- El sábado es una señal de lealtad a Dios (Eze. 20:12). El sábado es más importante en los últimos días de la historia del mundo. Mientras que las filosofías materialistas y ateístas niegan que Dios es el Creador de todo, el sábado nos recuerda que Dios es nuestro Creador (Apoc. 14:6, 7). En el corazón de los Diez Mandamientos se encuentran las palabras: “Acuérdate del sábado para consagrarlo…” como prueba de confianza, amor y sumisión al Creador.
III. LA OBSERVANCIA DEL SÁBADO
1. ¿Cómo se guarda el sábado? ¿Qué puede hacerse y qué no puede hacerse ese día?
La Biblia nos revela la forma correcta de guardar el sábado, mediante principios y orientaciones para cada dimensión de la vida. Hay tres puntos importantes relacionados con Éxodo 20:8 al 11 que deberían determinar nuestra actitud en cuanto a la observancia del sábado.
a) “Acuérdate” involucra a toda la familia, a los empleados, a los animales de trabajo, a los huéspedes y a los socios comerciales (ver El evangelismo, pp. 176-182).
b) “Acuérdate” sugiere que, en forma semanal, tenemos un compromiso de suma importancia con nuestro Creador, el Rey del universo, cuando le rendimos adoración y loor.
c) “Acuérdate” significa que, al comenzar la semana, debemos planificar nuestros compromisos y actividades para que, al llegar la puesta del sol del viernes, todo esté listo para entrar en el sábado. El sábado debe ser recordado cada día, y esto involucra a toda la familia.
2. El profeta Isaías nos enseña que la observancia del sábado es más que dejar de trabajar, porque tiene que ver con nuestras palabras, pensamientos y actitudes (Isa. 58:13, 14).
a) Debemos evitar los viajes innecesarios y las actividades físicas deportivas (ver Mensajes selectos, t. 3, pp. 294, 295).
b) Debemos dejar a un lado nuestras actividades seculares. ¿Cómo podría asistir a la escuela, o estudiar, o rendir exámenes, o asistir a espectáculos seculares ese día? ¿Cómo podría escuchar o ver los programas de radio y televisión seculares? ¿Cómo podría realizar otras actividades durante la hora del culto sabático? ¿Cómo podría leer revistas seculares, o hacer el trabajo doméstico, las compras, o dedicar todo el santo día a dormir o pasear para satisfacer deseos egoístas? El cristiano puede pedir a Dios que ilumine su conciencia para no hacer lo indebido durante el sábado.
c) Debemos guardar el sábado con nuestras palabras, no solo con nuestros hechos. “…no debemos hablar de negocios ni dedicarnos a conversaciones comunes y mundanas” (Joyas de los testimonios, t. 3, p. 26).
d) El Salvador, en su ministerio, valoró el sábado dándonos su ejemplo. Cristo no anuló el sábado; al contrario, se proclamó como el Señor del sábado (Mar. 2:28) y demostró el verdadero propósito del sábado, cuando dijo: “El sábado se hizo para el hombre” (vers. 27).
CONCLUSIÓN
- El sábado es mucho más que un día común. Es una señal de nuestra lealtad a Dios. Mediante la observancia del séptimo día, confesamos nuestra fe en Dios el Creador y le rendimos nuestra adoración y lealtad.
- Ninguna relación prospera a menos que le dediquemos tiempo. Necesitamos dedicar tiempo a nuestros seres amados. El sábado es un tiempo especial para fortalecer nuestra relación familiar y espiritual con Dios. El séptimo día es un tiempo especial para demostrar nuestro amor y lealtad especialmente a Dios.
- Recordemos las palabras de Jesús en Juan 13:17: “¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica”.
Elías de Souza, exdirector del SALT-IAENE, Rep. del Brasil.