Génesis 38-45 – El camino del perdón

El camino del perdón

INTRODUCCIÓN
  1. Uno de los estudios más fascinantes que se pueden hacer dentro de la Biblia Sagrada, es estudiar las tipologías. Hay diversos aspectos o personas que tipifican, representan de alguna forma, el carácter o los atributos de Jesús.
  2. Ejemplos: Abraham e Isaac (Gén. 22:2, 11-13 – Abraham pudo sentir un poco de lo que Dios el Padre sintió al ofrecer a su hijo a la humanidad); Job, al igual que Jesús, fue afligido por el enemigo, incomprendido por los amigos y sufrió, aunque era inocente; Moisés, condujo al pueblo de la esclavitud egipcia a una vida nueva en Canaán, así como Cristo nos saca de la esclavitud del pecado y nos guía a la libertad y, finalmente, a la Canaán celestial. En Éxodo 32:9-14, hay una escena significativa de intercesión; en el libro de Daniel, cap. 9, está aquella ocasión en la que libra de la muerte a los sabios e intercede por su pueblo.
I. JOSÉ EN EGIPTO

1. Si hubo un joven que podría reclamar y lamentarse de lo que la vida la reservó, ese era José. Había sido un muchacho mimado y “acostumbrado al tierno cuidado de su padre” (Patriarcas y profetas, p. 214). Tenía todo lo que quería. Pero un día la calamidad tocó a su puerta. Los hermanos, envidiosos, lo vendieron a una caravana de ismaelitas que iba a Egipto.

a) En Egipto, fue nuevamente vendido. Esta vez a Potifar, oficial del Faraón y capitán de la guardia. Y los problemas de José estaban apenas comenzando.

b) Imagínese aquella situación. Arrancado del hogar paterno y lleva a una tierra extraña, y en calidad de esclavo. Pero aun así, en la casa de Potifar, “no se avergonzó de la religión de sus padres, y no hizo ningún esfuerzo por esconder el hecho de que adoraba a Jehová” (Ibíd, p. 216)-

c) Ese era el secreto de José: la fidelidad a Dios y a las enseñanzas de sus padres. Pero, a pesar de eso, no estaba exento de problemas. Acusado de asedio por la esposa de Potifar, fue llevado a la cárcel y hubiera sido muerto si Potifar creyese en la esposa infiel. Una vez más el joven hebreo tenía sus motivos para reclamarle a Dios. Pero no, y en vez de eso, se dejó usar por él en la prisión. Siempre dio un buen testimonio, incluso en aquella situación difícil. Y más tarde, reconocidas sus capacidades y rectitud de carácter, el farón le dijo: “Estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo” (Gén. 41:40).

d) ¡Tremendo cambio! De esclavo encarcelado a gobernador. Y ahí se ve que aquel joven realmente mantenía una viva unión con el cielo, pues su carácter “soportó la prueba tanto de la adversidad como de la prosperidad“ (Ibíd, p. 222).

e) “José consideró que el haber sido vendido y llevado a Egipto era la mayor calamidad que podría haberle sobrevenido; pero vio la necesidad de confiar en Dios como nunca lo había hecho cuando estuvo protegido por el amor de su padre” (Elena White, Comentario bíblico adventista, t. 1, pág. 1110).

f) “Sabía que era extranjero en tierra extraña, que estaba separado de su padre y de sus hermanos que a menudo lo habían entristecido, pero creía firmemente que la mano del Altísimo había dirigido todo para que ocupara un puesto importante” (Historia de la redención, p. 105).

2. Para Jesús, de quien José era tipo, tampoco fue fácil dejar la compañía del Padre y de los ángeles. Pero su misión, así como la de José, benefició a muchos.

3. Pero es en la actitud de José para con sus hermanos, 21 años después de haber sido vendido por ellos, donde vemos realmente representado el ministerio intercesor de Jesús.

Gén. 42: 1-6 – La actitud de José para restaurar un relacionamiento que hacía mucho que había sido destrozado, es sorprendente.

II. JOSÉ PERDONA A SUS HERMANOS

1. Gén. 42:7-10 – Desestabilización emocional.

Cuando todo va bien es raro que alguien se cuestione a sí mismo. José colocó a sus hermanos en una crisis cada vez más intensa: acusaciones injustas, detenidos como rehenes, chantaje, etc.

2. Gén. 42:21-22 – Concientización

La crisis provoca sus frutos. En su angustia, los hermanos recordaron su crimen pasado y el sentido de culpa los asaltó.

3. Gén. 42:37; 43:9; 44:9, 23 – Cambio de actitud.

Los hermanos envidiosos, irresponsables y malos ahora tenían coraje, eran devotos, responsables y listos a morir.

4. Gén. 44:16 – Confesión.

Esa confesión tiene que ver con el crimen cometido contra José. Nada de justificaciones vanas, solamente la simple confesión y la aceptación de las posibles consecuencias.

5. Gén. 45:4-15 – Perdón.

El perdón aparece como un acto de restauración de las relaciones dañadas: José consoló y tranquilizó a sus hermanos y prometió cuidarlos y asegurarles su bienestar.

CONCLUSIÓN
  1. Lo que más impresiona y toca nuestros sentimientos es saber que durante todo el proceso José lloró con el corazón apretado por el dolor (Gén. 42: 23; 43:30-31). Así es como Jesús nos trata al hacernos recorrer el camino del perdón.
  2. Llamado al arrepentimiento.

 

Colaboración de Michelson Borges, editor de la lección de los jóvenes.

Génesis 25-32 – De engañador a príncipe

De engañador a príncipe

INTRODUCCIÓN

1. Datos biográficos de Jacob

a) Significado de su nombre: “Engañador”

b) Hermano gemelo (mellizo) de Esaú, pero nació en último lugar. Legalmente, no era el primogénito.

c) Era más espiritual que su hermano. Quería tener el derecho a la primogenitura no tanto por las posesiones materiales que recibiría en herencia, sino por el privilegio de estar emparentado con el Mesías venidero. (ver Patriarcas y profetas, p. 176).

2. Podemos dividir la vida de Jacob en dos etapas:

a) Etapa de independencia de Dios y de fracasos

b) Etapa de dependencia de Dios y de vida nueva 

I. INDEPENDENCIA DE DIOS Y FRACASOS

1. Jacob era independiente en cuanto a los caminos de Dios. Pensaba que podía trazar su propio camino.

a) Antes de nacer, Dios le había dicho a su madre (Gén. 25:23) que Jacob sería el vencedor. Pero, al ver que Isaac, su padre, ignorando las orientaciones divinas, iba a bendecir a Esaú por ser el primogénito (Gén. 27:1-4), Jacob resolvió tomar el caso en sus manos, sin buscar el consejo de Dios al respecto. Siguió las instrucciones de su madre (Gén. 27:5-17) y engañó a su padre, que estaba prácticamente ciego, fingiendo ser Esaú (Gén. 27:18-29).

b) “¿Quién eres, hijo mío?”, preguntó el viejo Isaac (Gén. 27:18). “Soy Esaú, tu primogénito” (Gén. 27:19). Jacob no admitió quién era en verdad: un engañador, un embustero, un mentiroso.

2. Muchas veces actuamos como Jacob: no admitimos ser quienes realmente somos. Incluso reconocemos nuestras faltas, pero culpamos a otros por ellas: la culpa es del jefe, de los padres, del marido, de la esposa, de los hijos, de los compañeros, del Gobierno, etc.

3. Jacob no entendía los caminos de Dios. ¿Cómo podría Dios permitir que Esaú, un aventurero profanador, recibiera la bendición paterna y se convirtiera en el próximo líder de la familia? ¡No! ¡Eso no era justo, y no iba a suceder! Él, Jacob, iba a impedirlo. Iba a “ayudar” a Dios para que la primogenitura recayera sobre él, porque era más “espiritual”.
Pero Jacob debería haber dejado que Dios sea Dios en su propia vida. ¿Y si Esaú hubiese recibido la verdadera primogenitura? Lo cierto es que Dios podría haberla hecho recaer sobre Jacob, al ver que Esaú la rechazaba, porque no le daba importancia a la religión.

4. A causa de su engaño, Jacob tuvo que huir de la casa para no perder su vida. Permaneció veinte largos años en Harán, la tierra de su tío Labán, engañando y siendo engañado. Nunca más volvió a ver a su madre porque, cuando regresó, ella ya había muerto. Durante dos décadas, Jacob tuvo que cargar con el peso del sentimiento de culpa por su engaño.

5. Jacob debería haber aprendido a confiar en Dios y creer que era la solución para sus dificultades, en la forma que Dios considerara mejor.

a) En cuanto a nuestra propia manera de actuar, cuando planificamos, debemos preguntarnos si estamos haciendo la voluntad de Dios, si glorificaremos su nombre. Para esto, Santiago nos da un excelente consejo (ver Sant. 4:13-17).

b) “Andar con Dios” es tener a Dios presente en todo lo que hacemos. ¿Cómo está tu vida? Tus planes, decisiones y acciones ¿están de acuerdo con la voluntad de Dios? ¿Lo glorifican? Es sabio atender al consejo de Pablo en 1 Corintios 10:31: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”.

II. DEPENDENCIA DE DIOS Y VIDA NUEVA

1. Aquella noche, a orillas del arroyo y vado de Jaboc, sería decisiva en la vida de Jacob (Gén. 32:22-31). Él aprendería a depender de Dios y a confiar en su poder y su sabiduría.

a) Jacob intentó luchar contra el ángel con todas sus fuerzas (Gén. 32:24). Lo hizo hasta que su muslo fue dislocado por un toque del Guerrero celestial. Esto serviría para que Jacob aprendiera a depender de Dios y no de sus propias fuerzas.

b) A orillas de Jaboc, a Jacob se le preguntó nuevamente quién era. Gén. 32:27 dice: “¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob”. Sí, Jacob, un engañador, un embustero, un mentiroso. ¿Recuerdan que, veinte años atrás su padre le había hecho la misma pregunta, y él no había dicho la verdad?

2. Solamente cuando Jacob admitió quién era realmente, Dios pudo ayudarlo. “Jacob, vamos a cambiarte ese nombre”, le dijo Dios. “Tú estás perdonado, ya no serás más un engañador. Ese nombre ya no te describe tan bien. De ahora en adelante, te llamarás ‘Israel’, el príncipe de Dios” (Gén. 32:28. Una de las acepciones de la palabra original hebrea y aramea para Israel es “el que reina con Dios”). El cambio de nombre significaba un cambio de carácter y de vida.

3. ¿Cuál fue el resultado de su dependencia de Dios? La salvación vino para él: “…fue librada mi alma” (Gén. 32:30). Fue perdonado. ¡Veinte años de culpa y de fracasos podían ahora quedar en el pasado! 

CONCLUSIÓN

1. La experiencia de Jacob nos enseña una lección: debemos dejar que Dios sea Dios en nuestra vida. Sus caminos siempre serán mejores que los nuestros. “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará” (Sal. 37:5).

2. ¿Ya te has sentido como Jacob? ¿Un fracasado, alguien que se engaña a sí mismo y a otros? ¿Sientes que eres indigno?
¿Quién eres en realidad? ¿Cómo te llamas? ¡No te desanimes! Acude a Jesús tal como estás, y pídele que cambie tu vida. Entonces te convertirás en un príncipe (o princesa) para Dios.

 

(Colaboración de Ozeas Caldas Moura, editor de la Casa Publicadora Brasilera).

Génesis 18:19 – Educación cristiana

Educación cristiana

 

Texto clave: Génesis 18:19. 

INTRODUCCIÓN
  1. Dios llamó a Abraham con un propósito; es decir, para que fuese el padre de una gran nación (ver Gén. 12:2).
  2. El cumplimiento de este propósito estaba directamente relacionado con su vida familiar, en un contexto educacional (ver Gén. 18:19).
  3. La principal función de Abraham era conducir a sus hijos de un modo coherente y sabio. El estilo de vida de su posteridad estaría relacionado con la filosofía de la educación que él habría de transmitir a sus hijos.
I. CONCEPTO DE EDUCACIÓN CRISTIANA
  1. Russel Champlim, teólogo estadounidense especialista en Teología del Nuevo Testamento, escribió: “Educación es el desarrollo y el cultivo sistemático de las capacidades naturales, por medio de la enseñanza, el ejemplo y la práctica. Incluye tanto el conocimiento teórico como la experiencia en el desarrollo de diferentes habilidades” (Enciclopedia de Biblia, teología y filosofía, 2, p. 268).
    De esa definición, tres aspectos son relevantes: enseñanza, ejemplo y práctica.

  2. El concepto secular de educación busca, meramente, alcanzar el aspecto intelectual del ser humano. Así, este está informado, pero no es transformado, como escribió Elena de White: “Nuestro concepto de la educación tiene un alcance demasiado estrecho y bajo. Es necesario que tenga una mayor amplitud y un fin más elevado. La verdadera educación significa más que la prosecución de un determinado curso de estudio. Significa más que una preparación para la vida actual. Abarca todo el ser, y todo el periodo de la existencia accesible al hombre” (La educación, p. 9).
    La verdadera educación es aquella que transforma al ser humano en todas sus dimensiones.
II. TRINOMIO DE LA EDUCACIÓN CRISTIANA

1. La familia.

a) El proceso educacional tiene su inicio en el seno de la familia.

b) Elena de White escribió: “En el hogar es donde ha de empezar la educación del niño. Allí está su primera escuela. Allí, con sus padres como maestros, debe aprender las lecciones que han de guiarlo a través de la vida: lecciones de respeto, obediencia, reverencia, dominio propio. Las influencias educativas del hogar son un poder decidido para el bien o el mal. Son, en muchos respectos, silenciosas y graduales; pero si se ejercen de la debida manera, llegan a ser un poder abarcador para la verdad y la justicia” (Conducción del niño, 14).

c) La familia es el escenario en el que los valores religiosos, morales, intelectuales y sociales son desarrollados y cultivados.

2. La iglesia.

a) La iglesia es un centro educativo. El culto, en su liturgia, contribuye al conocimiento de Dios como Creador, Redentor y Sustentador.

b) Elena de White afirma: “El canto de alabanza, la oración, las palabras pronunciadas por los representantes de Cristo, son los agentes designados por Dios para preparar un pueblo para la iglesia celestial, para aquel culto más sublime, en el que no podrá entrar nada que corrompa” (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 193).

c) Los padres deben instruir a los hijos en todos los aspectos de la vida espiritual.

3. La escuela.

a) Actualmente, la sociedad promueve una educación meramente académica, teniendo como presupuesto guiador la competición en el mercado de trabajo.

b) Desde la perspectiva divina, la educación que transforma al ser humano va más allá del aspecto académico.

c) Dios tenía eso en mente cuando orientó el establecimiento de las escuelas de los profetas: “Estas escuelas tenían por objeto servir como barrera contra la corrupción que se propagaba por todas partes, atender al bienestar mental y espiritual de la juventud y estimular la prosperidad de la Nación, proveyéndola de hombres preparados para actuar en el temor de Dios, como directores y consejeros. Con este propósito, Samuel reunió grupos de jóvenes piadosos, inteligentes y estudiosos, que recibieron el nombre de hijos de los profetas. A medida que estudiaban la Palabra y las obras de Dios, su poder vivificador activaba las energías de la mente y el alma, y los alumnos recibían sabiduría de lo alto. Los maestros no solo eran versados en la verdad divina, sino también habían gozado de la comunión con Dios, y habían recibido el don especial de su Espíritu. Gozaban del respeto y la confianza del pueblo, tanto por su saber como por su piedad” (ibíd., p. 26).

III. RESULTADOS DE LA EDUCACIÓN CRISTIANA

1. La educación cristiana, a través de principios morales y espirituales fundamentados en la Biblia:

a) Habilita al hombre para la buena conducta (ver 2 Tim. 3:16, 17).

b) Transforma el sentido de valor del hombre, transfiriéndolo de aquello que es transitorio a lo que es permanente (ver. Fil. 3:7-8, Heb. 11:24-27).

c) Desarrolla, en el educando, la conciencia de ejercer la ciudadanía, con derechos y deberes, en la sociedad en la que está inserto (ver Mat. 22:21, Luc. 2:1-4).

2. Los estatutos y las orientaciones divinas mantenidas en la vida educativa tienen reflejos en la vida social (ver Deut. 6:6, 7; Dan. 1:8; Rom. 13:1-7).

 

CONCLUSIÓN
  1. El significado del llamado de Dios a Abraham estaba asociado con la educación que él daría a sus hijos.
  2. Entre las tres instituciones educacionales (familia, iglesia y escuela), es el hogar el que desempeña un papel fundamental. Concluye Elena de White: “La sociedad se compone de familias, […]; del corazón «mana la vida» (Prov. 4:23) y el hogar es el corazón de la sociedad, de la iglesia y de la nación. La elevación o la decadencia futura de la sociedad será determinada por los modales y la moralidad de la juventud que se va criando en derredor de nosotros” (El hogar cristiano, p. 11).

Génesis 2:18 – El concepto bíblico de familia

El concepto bíblico de familia

Texto clave: Génesis 2:18
INTRODUCCIÓN
  1. El matrimonio, institución establecida por el Creador, se transformó en la base para la formación de la humanidad (Gén. 2:18, 24).
  2. Las Sagradas Escrituras retratan al matrimonio como la estructura fundamental de la familia humana. La expresión “Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla” (Gén. 1:28, NVI) fue la máxima del matrimonio para establecer la sociedad y formar las naciones.
  3. En contraste con la creación de los animales, la de los seres humanos surgió a partir de un diálogo divino: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza” (Gén. 1:26, NVI)
  4. El libro de Génesis enseña que Dios creó al ser humano cuando trajo a Adán a la existencia, pero el concepto de familia surgió a partir de la creación de Eva; con el propósito de que la unión conyugal entre el hombre y la mujer estableciera los fundamentos de la familia.
I. IMPLICACIONES CONTEMPORÁNEAS

1. Dios creó al hombre y a la mujer y los unió por medio del matrimonio.

2. La Biblia revela que la sexualidad forma parte de la existencia humana, y como tal, es una expresión de nuestro ser. En las Sagradas Escrituras no hay abstracciones para el término.

a) El hombre, desde el punto de vista sexual, fue condicionado biológicamente para la mujer, y la mujer para el hombre.

b) Adán necesitaba de alguien que lo complementara para multiplicar y perpetuar al género humano. Eva fue la respuesta divina. Ese nexo de hombre y mujer los habilitó para cumplir con el propósito divino.

3. Si el objetivo del Señor hubiese sido solamente resolver el problema de la soledad de Adán, Dios podría haber creado para él uno o más seres masculinos. Sin embargo, en lugar de eso, el Creador formó una mujer.

a) Por lo tanto, el objetivo divino fue también la multiplicación de los seres humanos y la formación de la humanidad.

b) Por este motivo, las relaciones homosexuales y polígamas deben ser rechazadas por los cristianos.

c) Las relaciones homosexuales no ofrecen posibilidad alguna ni reúnen las condiciones biológicas para cumplir con el propósito del creador: “ ‘Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla’ ” (Gén. 1:28, NVI). Solamente el matrimonio monogámico entre un hombre y una mujer puede dar cumplimiento al proyecto divino.

II. EL ANTIGUO TESTAMENTO Y LA FAMILIA

1. Al contrario de lo que afirman los críticos, la Biblia presenta relatos coherentes con respecto al matrimonio.

a) En tiempos del Antiguo Testamento había un proceso público para la realización del matrimonio.

b) El primer paso era el compromiso nupcial o noviazgo, que estaba normalmente relacionado con el pago de una dote (mohar). Eso se realizaba en presencia de testigos (Gén. 29:18-27; 31:12; Éxo. 22:16, 17; Jos. 15:16; 1 Sam. 17:25; 18:20-27).

c) Aunque los novios estuvieran legalmente casados, no se permitía la práctica de relaciones sexuales durante ese período, pues la unión matrimonial todavía no había sido formalizada (Deut. 22:23, 24).

2. El casamiento nunca fue un emprendimiento privado, sino que incluía un comienzo formal que tenía carácter legal y público. Sin esas exigencias oficiales, el matrimonio no era aceptado como válido ni la persona era considerada casada.

3. Al inicio de la ceremonia, el padre de la novia desempeñaba un papel religioso y jurídico. Él era quien realizaba los preparativos para el casamiento de la hija; conducía a la novia hasta el marido; celebraba la alianza matrimonial y, asumiendo la posición de sacerdote de la familia, pronunciaba la bendición divina sobre los contrayentes (Gén. 24:60; también se puede observar en el libro apócrifo de Tobías 11:17). Esto imprimía al casamiento un carácter religioso (John Henry Blunt, Dictionary of Doctrinal and Historical Theology [Diccionario de doctrina y teología histórica], p. 443).

4. El Antiguo Testamento deja suficientemente en claro que el casamiento es una alianza pública celebrada delante de Dios, incluyendo la presencia de testigos que atestiguaran su validez legal.

III. EL NUEVO TESTAMENTO Y LA FAMILIA

1. El Nuevo Testamento da continuidad a la concepción de matrimonio adoptada por el Antiguo Testamento y la convalida.

a) La orden matrimonial instituida por Dios en la creación provee la base para las declaraciones neotestamentarias sobre el casamiento (Mat. 5:31, 32; 19:4-6; Rom. 7:2, 3; 1 Cor. 6:16-18; 7:1-16; Efe. 5:21-23).

b) Jesús, el apóstol Pablo y la iglesia primitiva fueron unánimes en defender el modelo divino para el matrimonio. Rechazaron toda y cualquier forma de sexo previo al matrimonio o extra matrimonial (Mat. 15:19; Juan 4:17, 18; Hechos 15:20, 29; 21:25; 1 Cor. 5:9, 11; 6:9, 12-20; 2 Cor. 12:21; Gál. 5:19-21).

c) Jesús confirmó la santidad y la perpetuidad del matrimonio, especialmente cuando se posicionó en contra de la práctica del divorcio (Mar. 10:11, 12; Mat. 5:31, 32; 19:4-60).

d) Al presentarse escatológicamente como el Novio, Jesús puso su sello de aprobación sobre las relaciones conyugales (Mat. 25:1-13; 22:1-14; Mar. 2:19).

2. Hay otras referencias que fortalecen el concepto de matrimonio monogámico entre un hombre y una mujer como el ideal divino:

a) La vida ejemplar de un anciano de iglesia, “esposo de una sola mujer” (1 Tim. 3:2; Tito 1:6).

b) La exhortación a abstenerse de la inmoralidad sexual (1 Tes. 4:6).

c) Jesús y los apóstoles se remiten al Génesis (Gén. 2:24; Efe. 5:31; Mat. 19:5).

d) El Nuevo Testamento condena cualquier práctica fuera de este principio (Rom. 1:24-31; 1 Cor. 6:9-11; 1 Tim. 1:10).

CONCLUSIÓN

La institución del matrimonio se ha utilizado como símbolo de la alianza entre Dios y su pueblo. Esa comparación revela el nivel de santidad del matrimonio según los patrones bíblicos, y de la institución de la familia conforme al modelo divino.

 

Gilberto Theiss es pastor de distrito en el Estado de Ceará, República del Brasil.

Génesis 2:3 – El sábado en la creación

El sábado en la creación

INTRODUCCIÓN
  1. El sábado ocupa un lugar central en nuestra adoración. Es el memorial de la Creación y revela que Dios es nuestro Creador y que nosotros somos sus criaturas.
  2. El sábado tuvo su origen en un mundo sin pecado; es un don especial de Dios, que habilita a la raza humana para experimentar aquí, en la tierra, la realidad del cielo. De acuerdo con Génesis 2:3, para señalar la importancia del sábado, Dios realizó tres acciones en ese día: descansó, lo bendijo y lo santificó.
I. EL ORIGEN DEL SÁBADO
  1. Dios descansó el sábado. El verbo descansar (shabbat) significa cesar las labores o actividades. El descanso divino no fue resultado del cansancio o la fatiga, sino que fue una cesación de sus actividades anteriores. Dios descansó porque quería que el hombre también descansara; el Creador dio el ejemplo que debía ser seguido por todas sus criaturas, especialmente el hombre.
  2. Dios bendijo el sábado. “La bendición sobre el séptimo día implicaba que por ella era señalado como un objeto especial del favor divino y un día que sería una bendición para las criaturas de Dios” (Comentario bíblico adventista, t. 1, p. 232).
  3. Dios santificó el sábado. Santificar significa hacer santo o sagrado, separar algo para destinarlo al uso sagrado. El sábado fue separado para enriquecer la relación del hombre con Dios. El Señor bendijo y santificó el séptimo día porque había terminado su obra creadora. Lo bendijo y lo santificó para toda la humanidad, no para sí mismo. Es su presencia la que le da la santidad al sábado. Dios no declaró santo ningún otro día, solamente el sábado.
II. EL PROPÓSITO DEL SÁBADO
  1. El sábado permite que nos detengamos a considerar a Dios como el Creador de todas las cosas, la suprema Fuente de todo lo que tenemos y somos.
  2. El sábado es un tiempo separado para que podamos ejercer, de forma especial, nuestra calidad de hijos de Dios.
  3. El sábado nos recuerda la redención (Éxo. 20:2; Deut. 5:12-15). Cristo enfatizó el carácter redentor del sábado al realizar milagros de curación durante ese día.
  4. El sábado es una señal de lealtad a Dios (Eze. 20:12). El sábado es más importante en los últimos días de la historia del mundo. Mientras que las filosofías materialistas y ateístas niegan que Dios es el Creador de todo, el sábado nos recuerda que Dios es nuestro Creador (Apoc. 14:6, 7). En el corazón de los Diez Mandamientos se encuentran las palabras: “Acuérdate del sábado para consagrarlo…” como prueba de confianza, amor y sumisión al Creador.
III. LA OBSERVANCIA DEL SÁBADO

1. ¿Cómo se guarda el sábado? ¿Qué puede hacerse y qué no puede hacerse ese día?
La Biblia nos revela la forma correcta de guardar el sábado, mediante principios y orientaciones para cada dimensión de la vida. Hay tres puntos importantes relacionados con Éxodo 20:8 al 11 que deberían determinar nuestra actitud en cuanto a la observancia del sábado.

a) “Acuérdate” involucra a toda la familia, a los empleados, a los animales de trabajo, a los huéspedes y a los socios comerciales (ver El evangelismo, pp. 176-182).

b) “Acuérdate” sugiere que, en forma semanal, tenemos un compromiso de suma importancia con nuestro Creador, el Rey del universo, cuando le rendimos adoración y loor.

c) “Acuérdate” significa que, al comenzar la semana, debemos planificar nuestros compromisos y actividades para que, al llegar la puesta del sol del viernes, todo esté listo para entrar en el sábado. El sábado debe ser recordado cada día, y esto involucra a toda la familia.

2. El profeta Isaías nos enseña que la observancia del sábado es más que dejar de trabajar, porque tiene que ver con nuestras palabras, pensamientos y actitudes (Isa. 58:13, 14).

a) Debemos evitar los viajes innecesarios y las actividades físicas deportivas (ver Mensajes selectos, t. 3, pp. 294, 295).

b) Debemos dejar a un lado nuestras actividades seculares. ¿Cómo podría asistir a la escuela, o estudiar, o rendir exámenes, o asistir a espectáculos seculares ese día? ¿Cómo podría escuchar o ver los programas de radio y televisión seculares? ¿Cómo podría realizar otras actividades durante la hora del culto sabático? ¿Cómo podría leer revistas seculares, o hacer el trabajo doméstico, las compras, o dedicar todo el santo día a dormir o pasear para satisfacer deseos egoístas? El cristiano puede pedir a Dios que ilumine su conciencia para no hacer lo indebido durante el sábado.

c) Debemos guardar el sábado con nuestras palabras, no solo con nuestros hechos. “…no debemos hablar de negocios ni dedicarnos a conversaciones comunes y mundanas” (Joyas de los testimonios, t. 3, p. 26).

d) El Salvador, en su ministerio, valoró el sábado dándonos su ejemplo. Cristo no anuló el sábado; al contrario, se proclamó como el Señor del sábado (Mar. 2:28) y demostró el verdadero propósito del sábado, cuando dijo: “El sábado se hizo para el hombre” (vers. 27).

CONCLUSIÓN
  1. El sábado es mucho más que un día común. Es una señal de nuestra lealtad a Dios. Mediante la observancia del séptimo día, confesamos nuestra fe en Dios el Creador y le rendimos nuestra adoración y lealtad.
  2. Ninguna relación prospera a menos que le dediquemos tiempo. Necesitamos dedicar tiempo a nuestros seres amados. El sábado es un tiempo especial para fortalecer nuestra relación familiar y espiritual con Dios. El séptimo día es un tiempo especial para demostrar nuestro amor y lealtad especialmente a Dios.
  3. Recordemos las palabras de Jesús en Juan 13:17: “¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica”.

 

Elías de Souza, exdirector del SALT-IAENE, Rep. del Brasil.